La pastilla Roja o la pastilla Azul?

Don Ângel (mi viejo)



En la vida, uno se da cuenta y se lamenta por no haber escuchado. Duele el alma cuando quieres escuchar a alguien, pero ya no está. Es entonces cuando piensas "si solo tuviera otra oportunidad", pero es demasiado tarde.

Así somos los seres humanos. Mi padre trató de cambiar su vida y la de su familia. Hablaba una y otra vez de sus experiencias y de su manera de pensar, pero a menudo lo encontrábamos aburrido. Sin embargo, él no se detenía. Insistía en hacernos reflexionar sobre la forma en que vivimos de manera autómata, como borregos de los demás, sin tomar consciencia. Nos contaba historias de su vida y se sentaba a las 5 de la mañana junto a mi cama para hablar y aconsejar, sin importar si dormíamos o no.

Mi padre nunca se dejó llevar por el sistema o la sociedad. Fue un hombre que vivió y murió solo, sin nadie a su lado que lo comprendiera. Por eso, muchos lo tomaron por loco. Sin embargo, él vivió su vida de acuerdo a sus propios valores y creencias, sin seguir la corriente.

Toda su vida trató de cambiarnos y murió sin saber si lo logró. Así es la vida de aquellos que nacen fuera de su tiempo: viven y mueren solos porque van en contra de la corriente de la sociedad. Intentan cambiarse a sí mismos y a los que los rodean, pero cuando no encuentran eco, porque la sociedad está adormecida para escucharlos y el entendimiento está cerrado, viven y mueren solos.

Mi padre se preguntaba por qué no podíamos entenderlo. Decía que era como si hablara en otro idioma. Lo más extraño de todo es que, en su tiempo, no lo escuchaba, pero ahora todas sus palabras me vienen a la memoria. Una a una, sus palabras penetraron en mi subconsciente. No fue en vano, diría yo. Pero viviste y moriste sin saberlo, o tal vez lo supieras, por eso las repetías tanto.

Mi padre, cuánto te debo, cuánto te extraño, cuánto te necesito. Tu presencia, tu calor, tu vida, tus palabras, tus historias, tus consejos, tu amor, tu sonrisa, tus chistes.

Así es la vida. Tenemos a las personas a nuestro lado y no les damos importancia, pero cuando se van, las extrañamos. Pasamos la vida pensando en tonterías y no disfrutamos a las personas que están con nosotros.

Hay una diferencia entre los seres conscientes. Su presencia se hace más fuerte. Hay dos cosas que hacen sentir la ausencia de las personas: cuando son conscientes y cuando aman de verdad. Cuando son conscientes, incluso siendo viejos, no se vuelven autómatas. No pierden su memoria ni se convierten en robots o zombis como muchos abuelos que he visto.


La última vez que lo vi... quería decirle que si moría y había algo más allá de la muerte, que regresara de alguna forma a contármelo. Pero no lo hice. Supongo que más allá no hay nada, desaparece su presencia. Eso es lo que siempre he pensado. No hay nada más allá que mi memoria. Todo está en mi memoria. Ah, cuánto lloré tu ausencia y tu partida. Y cuanto más solo me siento, más pienso en ti.

¿Sirve para algo la vida? Muchas veces me cuestiono para qué vivimos, para qué estamos aquí y no encuentro respuesta. Si veo la vida de mi padre, me pregunto cuál fue su misión.

Don Ángel, como lo conocían en su pueblo donde vivió. ¿A quién le importa? ¿A quién le importan mis historias, mis pensamientos, mi blog? Así como nunca lo escuché a él, ahora me pasa lo mismo a mí. ¿A quién le importa lo que yo piense o diga?

Somos personas que escribimos y hablamos, y solo nosotros nos entendemos. Hablamos al viento. Escribo porque es la única manera de permanecer en el tiempo, no hay otra. Porque el día que yo me vaya, soy el único que recuerda la presencia de mi padre, y luego desaparecerá para siempre.

Bueno, ahora lo inmortalizo en este escrito. Así que, queda lo que escribo. Si somos un don nadie, solo queda lo que escribimos, con la esperanza de que algún día alguien siga tu huella y empiece a preguntarse por el mensaje.

El día que partió, les dije a mis hermanos que conservaran todo lo que él escribió hasta el último papel. Solo espero que lo hayan hecho.

Bueno, este escrito va dirigido a mi viejo que tanto echo de menos, Don Ángel, o Don Angelito, como se decía a sí mismo.


Allaaaaa! en la Vida,,,, me decías.... y ahora estoy acá en la vida.... y tenias toda la razón ,,,


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