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Con la última crítica de un ex seguidor de esta página, hago el siguiente análisis e invito a la reflexión. La última vez que vi a mi padre, aún no existían los móviles inteligentes, aclaro. Me dijo: "Todo entra por los ojos. Si no lo miras, no lo sientes, y si no lo sientes, no pasó. Todo entra por los ojos". Y mucho tiempo después, recordé sus palabras.
Si nadie pudiera ver hoy, gracias a la gente que graba todo con sus teléfonos, la gente no se indigna, no reacciona y tampoco protesta ante alguna situación. Entonces, estamos ante un dilema: si presencias un acto cruel, tienes tres opciones: reaccionar y evitar el acto, grabar con el móvil, o simplemente ignorar y salir de la escena.
Si intervienes para evitarlo, puedes salir lastimado, o en el mejor de los casos, impedir que suceda. Si grabas, puedes ser criticado por no hacer nada y solo grabar como un "sádico". Y si lo ignoras, tu conciencia te perseguirá por no hacer nada. Y si lo cuentas, también serás criticado.
Entonces, el dilema está en la mesa: ¿qué hacer? Y lo mismo sucede con los medios alternativos: mostrarlo al mundo, escribir o ignorar una noticia.
¿Qué harías tú si se presentan estos casos? Piensa, si hubieran existido cámaras en el tiempo de la Inquisición, o si alguien grabara a las élites sacrificando o violando a un niño en sus rituales y lo mostrara al mundo.
Ellos continúan realizando sus rituales porque nadie los mira. Todos lo cuentan o lo saben, pero no hay pruebas, y si no hay pruebas, "no sucedió". Entonces, las palabras de mi querido viejo se hacen ciertas: "Si no lo miras, no lo sientes. Si no lo sientes, nunca sucedió".
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